IA en Argentina: hacia una adopción inclusiva, productiva y ética
Un reciente estudio nacional revela que casi la mitad de los adultos conectados en Argentina ya utilizan herramientas de inteligencia artificial generativa, aunque con brechas significativas en educación, edad e ingresos. Este reporte propone una hoja de ruta para que la política pública transforme esa adopción desigual en un desarrollo más equitativo y productivo.
El informe “Inteligencia Artificial en Argentina: Lineamientos de Política Pública para una Adopción Inclusiva, Productiva y Ética” propone leer estos datos como una alerta y una oportunidad. Una alerta, porque el avance desparejo de la IA puede profundizar las desigualdades ya existentes. Y una oportunidad, porque el país aún está a tiempo de orientar esta transición tecnológica hacia un modelo más inclusivo, soberano y ético.
Una adopción acelerada, pero desigual
Los resultados de la encuesta muestran una rápida expansión del uso de IA, comparable a la de países más desarrollados. No obstante, los datos revelan brechas claras: la tasa de adopción supera el 60 % entre personas con estudios universitarios y cae por debajo del 30 % entre quienes no completaron la secundaria. Las diferencias generacionales son igual de marcadas: mientras un 63,9 % de la Generación Z usa IA, solo un 29 % de los boomers lo hace.
Un aspecto positivo es que no se observa una brecha de género significativa: las mujeres incluso la utilizan en una proporción levemente mayor que los varones.
Un uso exploratorio y dependiente de plataformas globales
El uso de la IA en Argentina es mayormente ocasional y orientado a tareas básicas, como la búsqueda de información o la redacción breve de textos. Más del 60 % de quienes la usan lo hacen solo algunas veces por semana o por mes.
Las herramientas más utilizadas son las generalistas y gratuitas, principalmente ChatGPT, que concentra el 77,8 % de los usuarios. La capacitación formal es casi inexistente: nueve de cada diez personas aprendieron a usar IA por su cuenta. Este escenario combina curiosidad y dependencia tecnológica, y subraya la necesidad de políticas públicas que fortalezcan la formación y promuevan el desarrollo de soluciones locales.
Adopción laboral: iniciativa individual sin estrategia institucional
En el ámbito del trabajo, la adopción de IA surge de iniciativas personales, no de políticas organizacionales. Un 27,5 % de la población ocupada la usa en sus tareas, pero solo el 16 % trabaja en instituciones que tengan una estrategia formal de implementación.
A pesar de eso, el entusiasmo es alto: el 89 % de los trabajadores percibe que la IA facilita sus tareas, y más del 60 % considera que les permite trabajar de forma más eficiente. Esta energía espontánea, si se acompaña con formación y políticas activas, puede transformarse en un motor de productividad y aprendizaje colectivo.
Percepciones ciudadanas: optimismo prudente y demanda de regulación
La sociedad argentina se muestra abierta a la IA, aunque con cautela. El 70 % de los encuestados se declara optimista o expectante, pero las principales preocupaciones se centran en tres ejes:
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Ética, privacidad y seguridad (39,6 %).
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Pérdida de pensamiento crítico y creatividad (31,8 %).
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Riesgo de pérdida de empleo (20,6 %).
Frente a esto, un 61 % de la población demanda regulación específica, señal clara de que la ciudadanía no rechaza la tecnología, sino que pide un marco de confianza y transparencia.
Tres desafíos centrales para la política pública
El informe identifica tres frentes estratégicos que el Estado argentino debe abordar:
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La brecha cognitiva: superar la adopción sin comprensión, fortaleciendo la alfabetización digital y el pensamiento crítico sobre IA.
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El mandato ciudadano: construir un marco de confianza y regulación que proteja derechos sin frenar la innovación.
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El impulso productivo: canalizar el entusiasmo individual hacia una capacidad sistémica que eleve la productividad nacional.
Hacia una hoja de ruta argentina
A partir de estos desafíos, se proponen tres ejes de acción:
1. Alfabetización y talento en IA. Implementar programas federales de formación en IA, campañas de sensibilización, y certificaciones laborales para transformar el aprendizaje autodidacta en competencias formales.
2. Regulación inteligente. Crear una mesa multisectorial que impulse normas y estándares éticos sobre transparencia algorítmica, protección de datos y explicabilidad, asegurando un desarrollo alineado con los valores democráticos.
3. Adopción productiva y soberana. Promover la integración de IA en PyMEs y en el Estado, fomentar la investigación local y reducir la dependencia de plataformas extranjeras.
Conclusión: el desafío es educativo y cultural
El futuro de la inteligencia artificial en Argentina no depende solo de la disponibilidad tecnológica, sino de cómo aprendemos a comprenderla, usarla y gobernarla colectivamente.
La evidencia es clara: la IA se expandió velozmente, pero sin la comprensión necesaria para aprovechar todo su potencial. Por eso, el desafío más importante es educativo y cultural. Formar ciudadanía digital, generar confianza y orientar la innovación hacia el desarrollo nacional son los pilares para construir una IA inclusiva, productiva y ética.
El Estado, las universidades y las instituciones públicas tienen hoy la oportunidad —y la responsabilidad— de ser protagonistas de esta transición.
Mirá el informe completo acá.
Este texto fue elaborado con el apoyo de herramientas de inteligencia artificial mediante la técnica de Retrieval-Augmented Generation (RAG), utilizando la plataforma NotebookLM. Los contenidos y conclusiones fueron revisados y validados por el equipo del PIA, garantizando la fidelidad de las fuentes y la interpretación responsable de los materiales consultados.
